La importancia de la responsabilidad para el éxito profesional
Es garantía del cumplimiento de obligaciones y de compromisos contraídos, ayuda a decidir y asumir de modo consciente los actos, organiza los pensamientos cuando enfrente hay una decisión importante para tomar, acerca el éxito y aleja los resultados adversos, aporta valor, honestidad, y hace mejores personas a quienes la cultivan.
Honrar el compromiso y asumir las acciones
Nadie puede negar la diferencia sustancial que existirá entre quien actúa de modo responsable y quien no lo hace porque observaremos en el primero de los casos una absoluta orientación y compromiso por conseguir el bienestar personal y al mismo tiempo el de todos los que lo rodean, ofreciendo siempre una mirada y una postura empática para con el otro.
Una barrera para el progreso personal
Ahora bien, su ausencia voluntaria o involuntaria es capaz de provocar un estado de absoluta irreflexión y afectar de manera determinante resultados y rendimientos personales o grupales.
Sin lugar a dudas la falta de responsabilidad es uno de los grandes obstáculos para el éxito personal porque impide el avance certero hacia la consecución de metas, condenando a la persona a una existencia absolutamente mediocre.
Matar el desarrollo del prójimo
También puede ser un arma letal que afecte la vida y el desarrollo de quienes nos rodean, tal y como sucede con los accidentes viales, donde la irresponsabilidad de los automovilistas en alguna acción al volante, hablar por teléfono celular o no mirar el espejo retrovisor, suele ser el factor desencadenante de la muerte de muchas personas.
Aceptar el problema es empezar a resolverlo
La falta de motivación en la vida en general, no tener un proyecto, la depresión, o no hacer lo que nos gusta, pueden ser algunos de los factores que propicien una actitud irresponsable en la vida.
El papel del estado
Cada sociedad funciona sobre reglas de convivencia y de mercado, siendo el gobierno de turno el responsable de que las mismas sean cumplidas y que sean justas para todos. Tomar partido por el sector de las empresas farmacéuticas coloca en jaque la salud, defender a los bancos ante una crisis económica expone la desigualdad y genera nuevos pobres, porque alguien tiene que pagar la cuenta.
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